Benjamín Salas Pérez-Rasilla nos ha dejado de una manera sorpresiva inesperada dolorosa y esta circunstancia podría abonarnos a los recuerdos cercanos y eclipsar todas aquellas otras cosas que labró día a día ejerciendo de hijo de hermano de esposo de padre y de amigo con una natural pero nada habitual bonhomía en todas y cada una de las distintas etapas de su vida que fueron muchas y no exentas de dificultades porque Benjamín escondía detrás de un carácter introvertido una cierta fragilidad que le hacía cercano y a la vez vulnerable y es que Benjamín no era una persona perfecta faltaría mas pero yo viví momentos muchos momentos en los que Benjamín animaba a convivir “con” él y no “para” él y en los que supo escuchar y apostó por convencer en lugar de vencer haciéndote cómplice en la búsqueda de las mejores causas y que nadie confunda este hecho con debilidad porque también hubo momentos muchos momentos en los que Benjamín dominó en toda su variedad el arte de la tauromaquia parando templando y mandando como nadie ayudado por su capacidad de comprensión y actitud integradora que aplicó apostando por el “y” en lugar del “o” y fue un gran deportista un excelente fotógrafo y un prometedor ajedrecista y también hubo momentos muchos momentos en los que supo escuchar y también supo ilusionar y enseñar y aprender y avanzar y rectificar y volver a avanzar y fue por momentos muchos momentos inteligente innovador honesto cabal tenaz perseverante y altruista y también hubo momentos muchos momentos en los que fue afable sencillo bondadoso y honrado en el carácter y el comportamiento y es que Benjamín que no fue una persona perfecta faltaría más sí que fue una gran persona y toda seguida sin puntos ni comas.
Agustín Ruiz Pérez
Agustín Ruiz Pérez
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